La dieta JV no es una dieta más: es la dieta de la felicidad. Come lo que quieras, pierde peso sin esfuerzo y olvídate de contar calorías. Funciona, y punto.
4/11/2025 ― La dieta JV para adelgazar y perder grasa no es una dieta más. De hecho, sería más acertado decir que se trata de una nueva forma de comer. Una manera de alimentarse sin restricciones absurdas, en la que podemos disfrutar de todo lo que nos gusta, en las cantidades que nos apetezcan, y aun así lograr una pérdida de peso visible, saludable y sorprendente. Puedes ver La página oficial de la dieta JV
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Sí, con la Dieta JV se puede comer patatas fritas, bacon, tocino, dulces, chocolate… No importa cuántas calorías tengan. Y lo mismo ocurre con las bebidas: cerveza ―toda la que queramos―, vino, refrescos con azúcar… No hay que renunciar a nada.
Por sus características, esta dieta es ideal para las personas que disfrutan comiendo y no soportan las típicas dietas estrictas que más que adelgazar, deprimen: esas en las que te sientas a la mesa con 100 gramos de carne, 50 gramos de pan, una manzana y un té aguado.
La dieta JV no es nueva ni es fruto de una moda reciente. Se publicó por primera vez en Internet en el año 2004, de forma completamente gratuita. Su autor, Juan Vicente Santacreu, quiso compartir un estudio revolucionario sobre cómo adelgazar sin sufrimiento, sin pasar hambre y, sobre todo, sin dejar de disfrutar de la comida.
Con el tiempo, y gracias a la repercusión que tuvo en su día, veinte años después esta dieta la ha publicado el autor en el libro «La dieta de la felicidad», un título que no ha elegido al azar.
¿Por qué este nombre? Porque eso era, precisamente, lo que transmitían cientos de personas en el antiguo foro de adelgazamiento en el que se debatía sobre la dieta JV. Era una época sin redes sociales, pero eso no impidió que se generara una comunidad muy activa, donde las palabras más repetidas eran fácil y felicidad.

Fácil, porque seguir la dieta no requiere esfuerzos imposibles ni menús raros. Solo un poco de sentido común y evitar ciertas combinaciones de alimentos.
Y felicidad, porque la sensación de poder comer lo que te gusta sin sentirte culpable, sin prohibiciones estrictas, y viendo resultados reales… simplemente no tiene precio. Además, desde la primera comida, la mayoría nota un efecto inmediato: digestiones muy ligeras, sin pesadez ni hinchazón. Algo tan simple como dejar de mezclar lo que no se debe, se traduce en un bienestar físico que se nota desde el primer día.
En consecuencia, no es solo una dieta para adelgazar. Es una forma de comer que te hace sentir bien, disfrutar y mantener la motivación sin renunciar a nada. Por eso, con toda razón, muchos la conocen como la dieta de la felicidad.
La esencia de la dieta JV está en entender que los alimentos, por sí solos, no engordan. Lo que realmente hace que acumulemos grasa y engordemos son los malos hábitos alimenticios, sobre todo las mezclas incorrectas de alimentos.
En esta dieta no vas a contar calorías ni pesar la comida. Vas a comer lo que te apetezca, pero con una única condición: no mezclar en la misma comida hidratos de carbono con grasas o proteínas de origen animal. Así de sencillo.
Por ejemplo, puedes comer pasta o arroz hasta quedarte a gusto, pero sin añadir queso, carne, huevos ni embutidos. Y si te apetece un buen plato de huevos fritos con bacon, adelante, pero sin pan, patatas ni dulces. El cuerpo, cuando no se ve obligado a procesar al mismo tiempo grasas y azúcares, funciona mejor, quema más rápido y almacena menos.
Este principio básico marca la diferencia. No se trata de renunciar a lo que te gusta, sino de saber cuándo y cómo comerlo. Y eso, más que una dieta, es aprender a comer con inteligencia. Comer lo que quieras, pero sin mezclar lo que no toca.
La dieta JV para adelgazar es sencilla, práctica y no requiere ningún control médico específico. No conlleva tomar pastillas milagrosas, suplementos raros ni fórmulas mágicas. Se basa simplemente en comer bien, sin prohibiciones extremas y sin dejar de disfrutar de la comida. El único «secreto» está en no mezclar ciertos tipos de alimentos en la misma comida.
Como siempre, recomendamos seguir los controles médicos habituales, los que cualquier persona debería hacerse periódicamente, esté o no a dieta. Pero no necesitas ningún seguimiento especial porque esta dieta no implica restricciones agresivas ni riesgos para la salud.
Los resultados, además, son visibles muy pronto. Una persona media ―por ejemplo, alguien de 1,75 m de altura, 80 kg de peso y unos 45 años― puede bajar perfectamente a 74 kg en solo un mes. Estamos hablando de perder un kilo por semana, sin esfuerzo, sin pasar hambre y sin renunciar a las comidas sociales.
Y ese es otro de los grandes puntos a favor de la dieta JV: puedes salir a cenar, ir a una comida familiar o asistir a una celebración y nadie notará que estás a dieta. Estarás comiendo lo mismo que todos, simplemente evitarás ciertas mezclas en el plato. Así, mientras los demás engordan sin saber por qué, tú adelgazarás sin que se note que estás haciendo algo especial.
Antes de comenzar la dieta JV, es muy recomendable hacerse una analítica completa. No es obligatorio, claro está, pero si la haces antes de empezar y la repites al cabo de un mes, probablemente te lleves una grata sorpresa: tus niveles de colesterol habrán mejorado, la tensión se habrá regulado y tu pulso, sobre todo si eres exfumador, podría haber bajado en torno a un 10% por minuto. Sí, todo empieza a funcionar mejor cuando el cuerpo deja de recibir mezclas explosivas en cada comida.
A partir de los 35 años, hacerse una analítica al año es lo más sensato, y por cierto, la Seguridad Social está obligada a cubrirla. Así que no hay excusas.
La dieta JV no se basa en ningún invento raro, ni en creencias esotéricas. Todo lo que aquí se expone nace de la observación y el sentido común. ¿O acaso no has notado que en China no abundan los gordos, mientras que en Estados Unidos los «paquidermos» humanos son casi paisaje habitual? No es genética, son costumbres. Es el qué, el cuánto y sobre todo el cómo se come.
De hecho, si lo piensas bien, esta dieta podría llamarse la antidieta americana. Porque cuando vas a un restaurante chino y comes hasta hartarte, lo más curioso es que una hora después te sientes ligero. ¿Por qué? Porque no mezclan grasa con azúcar ni proteína animal con hidratos de carbono a lo bestia. Exactamente el principio básico de esta dieta.
Así que, si has llegado hasta aquí con interés, te animo a que sigas las recomendaciones del apartado de consejos prácticos. No necesitas fuerza de voluntad sobrehumana, ni encerrarte en casa para evitar tentaciones. Solo necesitas constancia. Ese es el verdadero secreto del éxito. ― Juan Vte. Santacreu
Primera publicación de esta página: 1 de junio de 2004
Informaciones y noticias sobre la alimentación y la salud ― Es importante conocer la actualidad sobre los aspectos saludables que se van conociendo periódicamente, porque la tecnología de los alimentos es una especialidad que está en constante crecimiento y cada vez más, son los descubrimientos que se realizan en este sector.
311 - Aprende a diferenciar entre el hambre emocional del hambre real: Identifica si estás comiendo por aburrimiento, estrés o emociones en lugar de hambre física real.
Hay muchas dietas para perder peso, algunas más eficaces, otras más saludables, y muchas simplemente absurdas. Pero hay un factor común que marca la diferencia entre el éxito y el abandono: la constancia.
Da igual lo buena que sea una dieta si no se mantiene en el tiempo. Si se empieza con entusiasmo y se deja a los cuatro días, no sirve de nada. Adelgazar no es cuestión de magia, es cuestión de hábitos, y eso solo se logra repitiendo día tras día lo que funciona. Es una carrera de fondo.
La ventaja de la Dieta JV es precisamente esa: es fácil de mantener. No te castiga, no te aísla socialmente, no te impone menús de astronauta. Simplemente te enseña a no mezclar mal los alimentos. Y cuando algo es fácil y se nota en el cuerpo desde la primera semana, seguirlo se convierte casi en automático.
Así que sí, puedes comer de todo, puedes disfrutar de la comida y adelgazar. Pero sin constancia, no hay milagros. Como en la vida: el secreto está en hacer lo correcto... muchas veces seguidas.